Hay canciones que sorprendentemente encierran, tanto en su melodía como en su texto, una especie de coherencia incoherente con la que nos sentimos identificados. Una fuerza que trasciende todo discurso llegando a la piel y más allá.
Pensándolo bien, quizás de eso se trate el gran enigma que esconden nuestras canciones favoritas: una suerte de recopilación de momentos musicales que nos dibujan en notas las emociones que quisiéramos gritar a 4 vientos y no podemos.
Una de estas canciones es la titulada "Miserere" del gran Zucchero Fornaciari. Oda músical que nace de entre viejos textos bíblicos y personajes de Bécquer, pero por sobretodo, nace de las ganas de expresar un deseo de vivir, de tomar real conciencia de la importancia de las cosas fundamentales que tantas veces ignoramos, del mar, de los paisajes, de los momentos preciosos que se nos presentan día a día. La angustia del hombre por sentirse siempre pecador, siempre en falta, hace que todo se vuelva una rueda difícil de parar, transformándonos lentamente en muñecos de trapo que todo nos lo permitimos menos el pecado de sentir, de vivir.
Puedo decir con total honestidad que me conmueve profundamente encontrarme aún con personas que brindan a la vida "spericolata" y ambiciosa, más no de dinero sino de emociones. Porque como diría el grandísimo Pablo Neruda..."Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo..."
Los dejo con estas mil emociones mías, que un día cualquiera encontré en una canción...
Que la disfruten!
Una de estas canciones es la titulada "Miserere" del gran Zucchero Fornaciari. Oda músical que nace de entre viejos textos bíblicos y personajes de Bécquer, pero por sobretodo, nace de las ganas de expresar un deseo de vivir, de tomar real conciencia de la importancia de las cosas fundamentales que tantas veces ignoramos, del mar, de los paisajes, de los momentos preciosos que se nos presentan día a día. La angustia del hombre por sentirse siempre pecador, siempre en falta, hace que todo se vuelva una rueda difícil de parar, transformándonos lentamente en muñecos de trapo que todo nos lo permitimos menos el pecado de sentir, de vivir.
Puedo decir con total honestidad que me conmueve profundamente encontrarme aún con personas que brindan a la vida "spericolata" y ambiciosa, más no de dinero sino de emociones. Porque como diría el grandísimo Pablo Neruda..."Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo..."
Los dejo con estas mil emociones mías, que un día cualquiera encontré en una canción...
Que la disfruten!
4 comentarios:
Siempre me ha caido bien este hombre y el tema cantado por estas dos tremendas voces, emociona.
Un abrazo
Hola amigo.
Brindo por las emociones, por los sentimientos, por el amor a la vida, a las cosas, los animales, a la gente, a la vida y al mundo...
Fenomenal entrada y canción Phamton
Repetí vida... Ya solo quedan 5 y como los gatos jejeje
Buenas tardes,
Quisiera disculparme, pero no he encontrado otra manera de contactarte que a través de los comentarios.
Me pongo en contacto contigo para invitarte a conocer Paperblog, http://es.paperblog.com, un sevicio de difusión cuya misión consiste en identificar y dar a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos. El tuyo se adapta a nuestros criterios de calidad y creo que tus artículos resultarían muy interesantes a los lectores de la temática Cultural.
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Atentamente,
Natalia
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