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En las horas, días y años que los seres de todo el mundo desperdiciamos en obligaciones y rutinas banales, en la cantidad de oportunidades que dejamos pasar y posponemos para un futuro que creemos seguro. En el tiempo que las más de 700 víctimas de esta tragedia creían poseer y no tenían.
La Tierra, en uno de sus tanto actos de rebeldía, hizo temblar la superficie y se robó ese futuro seguro de tantas familias para las cuáles el reloj ya no avanza. Quedaron atónitos, incrédulos, recordando ese último momento, esas últimas palabras de sus seres queridos, ese adiós reprimido ante la inesperada inoperancia del azar.
Sigo pensando en el tiempo y no sólo en el de los que se fueron. Pienso en el mío y en el de los que aún estamos. Las horas pasan y creo que es momento de quitarle a la frase, "Vive como si fuera el último día", el término de cliché. Es tiempo de despertar y vivir con la intensidad de quién no tiene un mañana.
De más está decir que esta entrada, acompañada del tema "Time" de los Pink Floyd, va enteramente dedicada al pueblo Chileno y a dos especiales amigos: a Bitter (que por suerte se encuentra bien) y a Lolo (del cuál aún no se sabe nada, pero que todos los que lo queremos necesitamos que haya sobrevivido a esta tragedia).
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